martes, 27 de diciembre de 2011

EL PORQUÉ DE LAS UVAS EN FIN DE AÑO

La primera referencia escrita sobre las 12 uvas aparece en la Nochevieja de 1895, en esta fecha fue el Presidente del Consejo de Ministros quien despidió el año con uvas y champán.
El origen de la tradición de comer las uvas tiene un precedente: un bando municipal del alcalde de Madrid, José Abascal y Carredano, de diciembre de 1882, por el que se imponía una cuota de 5 pesetas a todos los que quisieran salir a recibir a los Reyes Magos. Esta tradición de salir a recibir a los Reyes Magos servía para ridiculizar a algunos forasteros que llegaban esos días a Madrid y a quienes se les hacía creer que había que ir a buscar a los Reyes Magos la madrugada del 5 de enero; se utilizaba además para beber y hacer cuanto ruido se quisiese. Con este bando, el alcalde privó a los madrileños de la posibilidad de disfrutar de un día de fiesta donde se permitiese casi todo. Esto, junto a la costumbre de las familias acomodadas de tomar uvas y champán en Nochevieja, provocó que un grupo de madrileños decidieran ironizar la costumbre burgalesa, acudiendo a la Puerta del Sol a tomar las uvas al son de las campanadas. Estos son los antecedentes que dieron lugar a esta costumbre.


El inicio de esta tradición española no comienza en 1909, como se cree, sino, al menos en diciembre de 1896 en la Puerta del Sol madrileña.
La tradición marca tomar las 12 uvas a los pies del reloj de la Puerta del Sol, pero esta tradición provocó tanto interés que ya en 1903 las uvas también se comían en Tenerife, y poco a poco se fue ampliando al resto del España.

Esta tradición ya se conoce en toda España en 1903, aunque no será hasta años después que se extienda a todo el territorio nacional.

En 1909, agricultores levantinos de Murcia y Alicante, encontrándose en ese año con excedente de uva y con objeto de sacar al mercado la producción, lograron popularizar la costumbre y darle el impylso definitivo que, desde entonces, acabaría por convertirla en consolidada tradición.

Según la tradición, en la mesa se colocan 12 uvas delante de cada comensal, que simbolizan los 12 meses del año y deben tomarse con cada una de las campanadas del reloj.

En otros países también existen alimentos típicos para dar la bienvenida al nuevo año. En Grecia suelen cocinar un pastel llamado vassilopitta, en cuyo interior se coloca una moneda de oro o plata, y el que la encuentra en su plato será la persona con más buena suerte en el año venidero. Y en Italia y algunos países sudamericanos es tradición comer un plato de lentejas estofadas tras las campanadas de media noche, para atraer la prosperidad y la fortuna en el año entrante.

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